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EL COLMO DE LA PREPOTENCIA

Ayer, nos encontramos, en la prensa local, con la noticia de que la Autoridad Portuaria había ordenado detener los trabajos de instalación de la bola luminosa que, en los últimos años, se había instalado, en las fechas navideñas, en un lateral del edificio que la referida Autoridad posee en la Avda. de la Marina.

¿El motivo?, muy sencillo que estos que mal gobiernan la ciudad desde hace tres años, los de la marea, habían omitido un trámite tan elemental y de libro como es el de solicitar la pertinente autorización para instalarla en unos terrenos portuarios, ajenos al control municipal en materia de ocupación de suelo público.

Llama la atención que estos sectarios prepotentes exijan a los demás toda clase de permisos para realizar cualquier actividad que no sea de su agrado (procesiones, alfombras florales, instalación de atracciones de feria, etc.), poniendo mil inconvenientes para su celebración cuando no su expresa prohibición, y que, sin embargo, ellos se pasen esos trámites por el arco del triunfo.

No podemos obviar por ejemplo que, para que una procesión salga a la calle, se exige a quien la organiza, además del permiso municipal, todo tipo de seguros o que, tras haber otorgado la autorización correspondiente para la instalación de atracciones de feria en un punto de la ciudad, con motivo de sus fiestas, más tarde alguien pretenda levantarlas; eso sin contar, claro está, con otro tipo de maniobras como la retirada prematura de la alfombra floral el día del Rosario, etc.

No vamos a hablar ya del caso de la Asociación de Meigas de las Hogueras de San Juan mucho más sangrante, a la que se le ha prohibido, de forma expresa y manifiesta, sacar a la calle su cabalgata; recorrer el paseo marítimo con la comitiva del Fuego de San Juan; desfilar las Meigas por la plaza de María Pita, como si de unas apestadas se tratase, y ni tan siquiera enviar Policía Local para acompañar el discurrir de la procesión de San Juan que, al igual que las Meigas, tiene vetado el paso por María Pita. Y como remate final, prohibirles encender su Hoguera en la playa de Riazor como se le permite al resto de los coruñeses, sin importar que esa Hoguera, desde 1970 – en la playa desde 1992 – la viene quemando la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de la que es heredera la Asociación de Meigas.

Y conste que, para todo, han solicitado los pertinentes permisos que jamás han concedido merced a su incalificable sectarismo y a su maldad perversa. Sin embargo, como la ley parece ser que, según sus limitadas entendederas no es igual para todos, ellos van y se la saltan a la torera. El colmo de la prepotencia.

Quedan tan solo seis meses para la cita electoral de mayo, fecha en la que hay que echarlos como sea de María Pita si queremos que la ciudad sobreviva. Ya no valen experimentos y no hay razón para que los incautos piquen otra vez merced a su buena fe. Hay que echarlos y por nosotros no va a quedar.

Esperemos que lo de la bola quede en una anécdota, aunque a lo mejo, si este año no hay bolón vuelve a haber Belén que es lo que cumple en Navidad.

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