LA CIUDAD VIEJA NO ES EL SITIO PARA ESPECTACULOS DE ROCK

¿Cuando se enterarán estos de la marea negra que la Ciudad Vieja no es el sitio más adecuado para montar espectáculos de rock? Son muchos los vecinos de esta entrañable parte de la ciudad que se quejan de las molestias que les causan durante estos días los cortes de calle y, sobre todo, la estridencia de los ruidos que producen los ensayos y las actuaciones, hasta las doce de la noche, de los espectáculos de rock que estos del gobierno municipal, con toda la mala idea del mundo, han programado esta semana en la recoleta plazuela de las Bárbaras.

En la Ciudad Vieja, y sobre todo en la parte más próxima a la plazuela de las Bárbaras, viven, mayoritariamente, personas de edad avanzada que se acuestan pronto y que no están ya para estos sobresaltos provocados por la gracia de los decibelios. La Ciudad Vieja y sus plazas están para otro tipo de música más acorde con el ambiente, música tranquila y sosegada y no lo que esta gente de mala fe ha programado.

Ya está bien. Se les podría decir aquello de que si no saben que aprendan si no fuera porque está hecho con toda la mala idea del mundo que es lo único que caracteriza a esta gente que mal gobierna la ciudad.

Habría que preguntarles ya que son tan defensores de los animales y del ecologismo progre ¿qué pasa con los pajaritos que viven en las Bárbaras?, ¿no se estresan con esos ruidos insoportables?

Recordamos cuando a la Asociación de Meigas les prohibieron celebrar su Ciclo de Noches de Danza en la plaza de María Pita pues podía molestar el descanso de los vecinos. Suponemos que aquello fue porque uno de los asesores de estos de la marea vive allí y por eso no le gustaba que la danza molestase sus sueños. El colmo. ¿No tienen el mismo derecho los vecinos de la Ciudad Vieja?

¿ Por qué no se lleve el Alcalde y sus Concejales estos ruidos para cerca de sus casas?

Lo malo es que la culpa no es solo de ellos, hay otros responsables por acción u omisión.

Ojalá llegue muy pronto mayo de 2019 para que se vaya de una vez y poder gritar, más alto que nunca, aquello de ¡NUNCA MAIS!