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OBJETIVO: CARGARSE LA FIESTA DE SAN JUAN

Desde hace dos años, desde que los de la marea llegaron al Ayuntamiento, la Asociación de Meigas y todo lo que guardase relación con las HOGUERAS quedó proscrito e incluso, en ocasiones, insultado y vejado como si se tratase de un enemigo que había que batir a toda costa.

No solo suprimieron todo tipo de ayudas de carácter económico pese a celebrar casi un centenar de actos de carácter cultural y popular cada año, todos ellos gratuitos, tarjeta esta que no puede presentar absolutamente nadie en nuestra ciudad incluso aquellos que, por los motivos que sean, se ven beneficiados con las aportaciones recibidas de las arcas municipales a las que todos contribuimos.

Por supuesto prohibieron que en el Salón de Sesiones del Palacio Municipal, la casa de todos, se celebrase, como venía haciéndose desde tiempos de Javier Losada como Alcalde, la Ceremonia de proclamación e imposición de Bandas a las Meigas, aun cuando otras Entidades de la ciudad, todas ellas con mucha menos implantación que las HOGUERAS si los siguen celebrando.

Tampoco el Teatro Rosalía Castro, propiedad de La Coruña, volvió a ser cedido con carácter gratuito como se hace con alguna otra Entidad afín e incluso para las puestas en escena políticas del grupo que preside el Ayuntamiento, sin importar que se trate de espectáculos de alto valor cultural y participativo, amén de que su entrada es gratuita.

En el colmo de esta persecución, tanto en 2016 como en 2017, se prohibió, de forma expresa, eso sí con la frase ambigua y cínica de «valoración negativa», la celebración de la tradicional Noite da Queima, creada por la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan en 1970 y que jamás, hasta la llegada de la marea, había tenido cortapisa alguna para su celebración. En este caso despreciando el hecho de que la celebración de estos actos tuviesen coste cero para la ciudad.

Incluso se llegó a comentar, en algún momento, la idea de hacer desaparecer la quema de la Hoguera alegórica en Riazor, no sabemos muy bien la razón pero la sospechamos; de igual forma alguno llegó a valorar la posibilidad de prohibir la quema de hogueras en las playas aduciendo el impacto negativo medioambiental. Es decir, cargarse todo lo relacionado con la fiesta de San Juan que tanto trabajo costó auparla a los primeros puestos del ranking de las fiestas de España.

Desde que esta gente llegó a María Pita, la inversión en la fiesta de San Juan, única que posee el título de interés turístico internacional, ha ido en decremento. No solo no se presentó en FITUR como venía haciéndose desde años atrás como una de las principales apuestas de la ciudad cara a la captación de corrientes turísticas sino que incluso su publicitación con carácter general es prácticamente nula e inexistente.

Se trata pues de eliminar del contexto de la ciudad todo lo que guarde relación con las HOGUERAS, algo así como borrarlas de la historia de la ciudad, pasando página como se ha pretendido hacer con muchas otras cosas que no son del gusto de esta gente y de otros de corte ideológico similar. Para ello se valen de burdas excusas como esas de que «por fin el San Juan es de todos», «por fin el San Juan no está tutelado», cuando lo poco que se hace tiene como origen el Ayuntamiento en su pretensión, dicho por los que lo rigen, de «tutelarlo todo» y «cambiarlo todo».

La noche de San Juan de La Coruña es, al menos lo fue, la noche de los coruñeses, la noche por excelencia. A todo ello contribuían desde los pasacalles de la tarde que invadían la ciudad, hasta la quema de una magna sesión de fuegos artificiales desde la Rotonda de Miramar, pasando por el vistoso recorrido de aquellas más de cien motocicletas que acompañaban a la llama del Fuego de San Juan; la Cabalgata con las carrozas de las Meigas y, por supuesto, una macro verbena en la explanada del palacio de Deportes con algún número musical de tronío. Todo eso ha pasado a la historia.

Si La Coruña poseía una cita por excelencia, una fiesta que ocupaba la portada en aquellos telediarios de la noche que emitían algunas Cadenas televisivas; que era objeto de atención en revistas y prensa internacional, que provocaba que se alcanzasen altas cotas de ocupación hotelera, eso se  ha convertido en pasado quedando ahora relegada, como todo lo que se ha hecho en esta ciudad desde hace dos años, a la más absoluta de las mediocridades.

No les ha importado que se haya insistido en que los actos de A Noite da Queima no suponen coste alguno para la ciudad, ni tampoco que nada se les va a pedir a cambio, lo único que importa es que hay que cargárselo sea como sea. ¿Motivo?, lo ignoramos aunque lo sospechamos.

Como se ha dicho, menos mal que de vez en cuando a La Coruña la mencionan en el parte meteorológico pues de no ser así parecería que se la había tragado el Atlántico. ¡Que pena!

 

 

 

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