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¿QUIEN ES ESE TIPO PARA OFENDERME?

Soy católico y lo soy por varias y diferentes razones pero la principal es porque me da la gana, porque así lo he decidido libremente y nadie es quien para ofenderme ni faltar al respeto a la fe que profeso o a sus símbolos.

Sin embargo, he aquí que un mequetrefe, un tal Carlos Santiago Villanueva, se permitió el lujo de hacerlo en el transcurso del panfleto que leyó el otro día en Santiago de Compostela, con motivo de la celebración del Carnaval.

Estoy harto ya de tantos insultos y vejaciones por parte de estos populistas persiguecuras de nuevo cuño. Ya está bien de tanta ofensa; claro está que solo tienen semejante mal gusto e indignidad cuando se refieren a la religión católica, cuidándose muy mucho estos valientes de hacerlo en referencia a otras creencias por las consecuencias que tales ofensas podrían traer consigo.

Pero si el panfleto de este mamarracho es indigno y rastrero, mucho más lo es la actitud del alcalde de la marea de Santiago que, sabiendo muy bien de que iba el tema, tomó la decisión de contratarlo, pagándole con el dinero de todos los compostelanos, incluidos los creyentes.

Alcalde este que parece olvidar que la primera fuente de ingresos de su ciudad es precisamente la derivada de la fe católica, la que generan esos miles de peregrinos que acuden cada año a postrarse a los pies del Santo Apóstol Santiago.

Todos sabemos que el Carnaval es una fiesta de raíces paganas, sin embargo muchos olvidan su relación directa con la religión católica; no hay más que ver su ubicación temporal como fiesta movible en función del Domingo de Resurrección, ¿qué sentido tendría Don Carnal si tras el no apareciese Dña. Cuaresma?; de hecho son pocos los países no católicos donde el Carnaval adquiera la dimensión que alcanza en los que sus habitantes practican mayoritariamente esta religión.

Pero el hecho de que se trate de una fiesta pagana no faculta a ningún mequetrefe o mequetrefa, como dicen ahora estos tontos postmodernos, a ofender ni agraviar a los que no pensamos como ellos.

El artículo 16 de nuestra Constitución garantiza la libertad religiosa de todos los españoles y el 525 del vigente Código Penal alude a las penas en las que pueden incurrir aquellos que ofendan los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa; hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican.

Justo lo que ha hecho este individuo delante de muchas familias, en una jornada festiva que lo debería ser para todos no solo para los que comulguen con las trasnochadas ideas de estos populistas de los que ya estamos hartos.

Ahora supongo que, en su descargo, si las cosas le van mal dadas, aducirá que era una broma en el contexto del Carnaval o simplemente argumentará el derecho a la libertad de expresión, olvidando que el insulto y la ofensa gratuita no son lícitas por mucha libertad de expresión que exista.

Espero que en el próximo Pleno municipal de nuestra ciudad alguno de los Concejales de su gobierno acuse públicamente a este personaje de haber ofendido a muchos coruñeses que, como yo, tenemos sentimientos religiosos.

Ya está bien de tanta ofensa gratuita; ya está bien de querer hacerse los simpáticos para así ocultar su ya más que reiterada inoperancia, su escaso talento para gobernar, su incapacidad para sacar adelante las ciudades que mal gobiernan; ¡ya está bien!

Y no se olviden que si quieren que los respeten, empiecen por respetar, algo que tradicionalmente no hacen.

Eugenio Fernández Barallobre.

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