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Aquellas semanas de cine

Los primeros años de andadura de nuestra Comisión fueron ricos en proyectos y nuevas experiencias, muchas de las cuales sirvieron como preludio a los actuales Ciclos que dan forma al programa de HOGUERAS.

Se puede decir que entre los años 1970 y 1973 se fueron incorporando al programa toda una serie de actos que, a la postre, marcaron no solo el devenir de la Comisión, sino también su clara vocación cultural que ha llegado hasta nuestros días.

Si entre los años 1971 y 1972 nacieron las llamadas Semanas “Cultural”, de “Teatro” e incluso la “Deportiva”, en 1973 se programó por vez primera la Semana de Cine de Terror que llegaría, con pleno éxito, hasta 1977 en que se celebró su última edición.

El posible que el misterio que tradicionalmente envuelve a la noche de San Juan, con sus interminables referencias a prodigios, ritos, apariciones y, como no, toda esa suerte de meigas, brujas, duendes y encantadas, tan ligadas a esta noche mágica, fuese en última instancia el elemento desencadenante para que aquella Junta Directiva de 1973 decidiese programar una Semana de Cine dedicada exclusivamente a proyectar películas de terror y de misterio.

Así fue, satisfechos por los éxitos alcanzados en la primera Semana Cultural y en la primera de Teatro, que contaron la participación de destacados conferenciantes y con la de los Grupos de Teatro de más impronta en la ciudad por aquellas calendas, decidimos que el cine, especialmente el de terror y misterio, debía tener cabida en nuestra programación.

Por aquel entonces funcionaba en La Coruña el Cine Club Aldebarán a cuyo frente se hallaba el Delegado Provincial de Juventudes, Ricardo Fernández Castro, cinéfilo ejerciente, a quien pedimos asesoramiento al menos para conocer las diferentes distribuidoras que abrían sus puertas en nuestra ciudad. Igualmente por medio de Ricardo Fernández Castro hicimos la correspondiente solicitud para que se nos cediese el flamante Salón de actos y proyecciones de la Jefatura Provincial del Movimiento, sito en el antiguo solar del Caramanchón, en la plaza de Pontevedra.

El citado local, amén de disponer de una capacidad aceptable, contaba con un buen equipo de proyección además de tener entre su elenco de funcionarios al incombustible Ramón Chousa Penas quien hasta el instante de entrar a prestar servicios en la Jefatura del Movimiento ejercía como portero-acomodador del Cine Equitativa, único que exhibía las películas en “función continúa”, y en el que también, el bueno de Chousa, tuvo que actuar como maquinista en más de una ocasión.

Tras realizar estas gestiones iniciales decidimos comenzar a programar la que sería nuestra I Semana de Cine. Para ello empezamos por visitar y pedir catálogos en varias de las casas distribuidoras que funcionaban en La Coruña, ciudad por otra parte amante del cine y en cuyas calles, por aquellos años, abrían sus puertas un buen número de salas de exhibición cinematográfica.

La idea inicial que, al menos en las primeras Semanas, constituyó la espina dorsal del ciclo pasaba por realizar la correspondiente presentación de cada una de las películas que fuesen a ser exhibidas y el posterior coloquio al finalizar la misma. En esta línea invitamos también, para este menester, a Ricardo Fernández Castro a quien pedimos que realizase, como lo venía haciendo en el Aldebarán, la presentación de cada sesión.

Después de darle mil vueltas a la oferta más o menos interesante que nos ofrecieron unos y otros y, por supuesto, después de realizar la siempre tediosa e indeseable comparativa de precios decidimos seleccionar cuatro películas que proyectaríamos el siguiente junio con motivo de las HOGUERAS-73.

En aquella ocasión nos decantamos para inaugurar la Semana por todo un clásico del cine de terror de la época: “La semilla del diablo”, el controvertido film de Roman Polanski, con Mia Farrow como principal protagonista, que había sido estrenado cinco años antes, concretamente en 1968.

Era, sin duda, uno de los mejores comienzos para nuestra incipiente andadura cinéfila ya que, de un lado, su temática se ajustaba perfectamente al espíritu de la Semana y de otro se trataba de un película que había sido muy taquillera en su momento mereciendo el beneplácito de la crítica. Por todo ello pensamos, con toda lógica, que tendría el “tirón” necesario para debutar en nuestros pinitos en el mundillo de la organización de eventos cinematográficos.

Junto a esta película de relumbrón se programó otra de primera línea en la que el buen hacer de Pedro Olea dio vida a un mítico personaje enraizado en el imaginario popular gallego, el famoso Romasanta, el hombre lobo de Allariz, que en esta magistral película, titulada “El bosque del lobo” (1970), fue interpretado, con el nombre de Benito Freire, por un no menos extraordinario José Luis López Vázquez

Como complemento a estas dos películas se programaron otras dos más discretas aunque si lo suficientemente conocidas como para que concitasen la presencia del público. “Gritos en la noche” del español Jesús Franco, un film de 1961 protagonizado por Howard Vernon y Conrado Sanmartín, con un argumento basado en unos misteriosos secuestros de jóvenes de vida alegre y “La noche de Walpurgis” (1971) de León Klimovsky, interpretada por el prolífico Paul Naschy y que según determinado sector de la crítica constituye el cenit del cine de terror español.

Finalmente se levantó el telón de la I Semana de Cine que resultó todo un éxito de público, que en cada sesión abarrotó el Salón de Actos de la Jefatura del Movimiento disfrutando de aquella nueva iniciativa de las HOGUERAS.

Sin duda el éxito alcanzado en la primera edición dio alas a la Comisión para programar, al año siguiente 1974, la segunda. Así fue, y contando de nuevo con el inestimable asesoramiento de Ricardo Fernández Castro, los encargados de la programación de las HOGUERAS-74 de nuevo incluyeron el cine en el programa general.

La II Semana de Cine buscó llevar a la pantalla del Salón de actos de la Casa del Movimiento, popularmente conocida en La Coruña como “la casa de la bomba”, un cine dirigido más para un sector entendido que para el público en general, tal vez con la pretensión de convertir nuestra Semana en una cita de cinéfilos amantes del cine de terror y misterio.

Los encargados de programar la Semana eligieron cuatro películas para aquella segunda edición: “El Baile de los vampiros” (1967) de Roman Polanski, una divertida comedia de vampiros actuando de protagonista Sharon Tate, asesinada por Manson y su secta en 1969; la película de Luis Buñuel “El Angel exterminador” (1962), drama surrealista de nacionalidad mejicana; “Il Demonio” (1963) de B. Rondi, que nos muestra la hipocresía de un pueblo de la Italia profunda y “Las Brujas” (1967), un trabajo, en versión original subtitulada, a base de cortos dirigidos por renombrados directores italianos como Pasolini, Visconti y otros.

Las películas se proyectaron entre los días 17 y 20 de junio y pese a que la afluencia de público fue tan notable como lo había sido en la anterior, lo cierto es que el grado de satisfacción de los espectadores no debió ser el mismo ya que, en una nota de prensa remitida a los medios de comunicación de la ciudad, la Comisión rogaba se mejorase el comportamiento dentro de la sala, evitando alborotos que impidiesen un perfecto visionado del film.

Prueba que aquella experiencia no debió dar cobertura a la expectativas de la Comisión fue el hecho de que al año siguiente, la Semana de Cine de las HOGUERAS-75, se volvió a programar pensando más en el gran público que en una minoría de eruditos.

La III Semana de Cine, que incluyó una quinta proyección, se programó, también en el Salón de Actos de la Jefatura del Movimiento, para los días 17 al 21 de junio y en ella se visionaron “Drácula, príncipe de las tinieblas” (1966) de T. Fisher, un clásico del cine de terror con un elenco encabezado por Christopher Lee; “El Dr. Jekyll y el hombre lobo” (1971), película española dirigida por León Klimovsky, con Paul Naschy, el icono masculino del cine de terror patrio aquellos años, a la cabeza del reparto; “Pánico en el Transiberiano” (1972) de Eugenio Martín, una coproducción hispano-británica en la que actuaban Silvia Tortosa; Christopher Lee y Peter Cushing, además de Telly Savalas; “El otro”, película norteamericana de 1972 dirigida por R. Mulligan que se puede encuadrar dentro del llamado terror psicológico y otro clásico del cine de miedo “La leyenda de la mansión del infierno” (1973) de J. Hough.

De nuevo se registró un lleno casi absoluto en todas las proyecciones, llegando a programar alguna de ellas en sesión matinal, tal fue el caso de la del día 21 de junio por coincidir en sábado y permanecer cerrada la Jefatura en horario de tarde. Aquel año ya no fue necesario cursar aviso alguno por medio de la prensa ya que, salvo excepciones, el comportamiento general, en especial el de los más jóvenes, se mantuvo dentro de los límites de la corrección.

Con la muerte de Franco, la Jefatura del Movimiento fue cambiando su orientación y en 1976, año en el que se celebró la IV Semana de Cine, el salón de actos había dejado de servir como sala de proyecciones cinematográficas y por ello tuvimos que cambiar la sede de nuestra actividad. Tras darle muchas vueltas y después de algunas gestiones infructuosas, se nos presentó la opción de celebrar la Semana en el salón de actos del Colegio de la Compañía de María, marco muy querido por nosotros que ya había servido para la celebración de otros actos de HOGUERAS en estos años iniciales. Pedido el permiso pertinente a la Madre Directora, nos pusimos manos a la programación de la nueva edición de la Semana de Cine.

Al no contar ya con el asesoramiento de Ricardo Fernández Castro fuimos nosotros mismos los que asumimos esa delicada tarea. De hecho, los contactos establecidos con las distintas distribuidoras los años precedentes nos habían servido como el mejor aprendizaje para acometer esa misión seleccionadora.

Programamos la Semana para los días 14 al 18 de junio, con un formato de cinco películas igual que la anterior. Para esta edición las cintas elegidas fueron, por orden de proyección, las siguientes: “La noche del terror ciego” (1971), una película dirigida por el coruñés Amando de Ossorio, al que jamás nuestra ciudad homenajeó como se merece, y que inauguró una saga de otras que le sucedieron basadas en la leyenda de los Templarios; “Las endemoniadas” (1970) de S. Bergonzelli, película de terror hispano-italiana en la que actuaba el otrora legendario y bizarro héroe Alfredo Mayo; “Los ojos azules de la muñeca rota” (1973) de Carlos Aured, con Diana Lorys, Eva León y, como no, con el omnipresente Paul Naschy; “Condenados de ultratumba” (1972) de F. Francis, con Joan Collins y Peter Cushing, una interesante película de sketches basada en un comic de los años 50 y “El refugio macabro” (1972) de R.W. Baker, otra no menos interesante cinta de origen británico.

El tener que trasladar al salón de actos del Colegio de la Compañía de María las distintas proyecciones de la Semana de Cine trajo consigo una ligera disminución de público, pese a todo se mantuvo dentro de límites aceptables. Aquel año todavía contratamos a un cámara para proyectar cada cinta aunque las labores de taquilla y acomodación de espectadores las tuvimos que asumir nosotros, asignando para esta tarea a determinados colaboradores de la Directiva de la Comisión que, linterna en mano, emularon los mejores momentos de nuestro buen amigo Ramón Chousa, no solo ubicando a cada uno en su asiento, sino también, y esto es lo más importante, poniendo orden entre la parroquia cuando alguno se desmandaba.

Al concluir la Semana el balance final nos pareció, pese a todo, lo suficientemente satisfactorio como para acometer, al año siguiente, la que sería a la postre la última Semana de Cine de Terror de las HOGUERAS.

Por muchos motivos, 1977, no fue un año especialmente dulce para las HOGUERAS fundamentalmente en materia económica. Sin embargo fue el año en que logramos cumplir otro de nuestros objetivos: publicar un programa general de actos.

Así fue, ayudados por nuestro buen amigo Conde, responsable de Relaciones externas de la firma Schweppes, y contando con la inestimable colaboración del magnífico dibujante y pintor y mejor amigo Joaquín Castiñeira, la primera publicación de las HOGUERAS vio la luz aquel año entre el regocijo de todos, aunque aquello no minimizó los graves problemas económicos que aquejaban a la Comisión.

Esta merma de capacidad económica trajo consigo una serie de recortes y pese a que la V Semana de Cine se programó, también se vio afectada por estos recortes presupuestarios.

Por supuesto volvimos nuevamente al Salón de Actos del Colegio de la Compañía de María repitiendo el formato de cinco proyecciones y, por falta material de medios, decidimos asumir también nosotros la función de maquinistas, además de la de acomodadores que ya habíamos desempeñado, con éxito, en la edición anterior.

Para esta V Semana las películas seleccionadas fueron las siguientes: “Vudú sangriento” (1973) dirigida por Manuel Caño, con Alfredo Mayo en el reparto. Una cinta de poco interés basada en el recurrente tema de los muertos vivientes; de nuevo se repuso la “Noche de Walpurgis” (1971) que ya había sido proyectada en la I Semana de Cine; “Los monstruos del terror” (1969), una coproducción hispano-italo-alemana de pésima calidad que recrea una supuesta invasión de otros mundos; “La furia del hombre lobo” (1971) de José Mª Zabalza, con Paul Naschy a la cabeza del reparto y “Necrophagus” (1971) de Miguel Madrid, otra película de muy pocas pretensiones.

Sin duda la falta de presupuesto hizo que las películas seleccionadas, además de ser probablemente las únicas ofertadas por las distribuidoras, resultaran ser las de más bajo coste lo que nos permitió, pese a presumir una notable merma en la afluencia de público como así fue, programar la que sería última edición de nuestra Semana de Cine.

Si las andanzas de la Comisión Promotora fueron siempre ricas en anécdotas, la mayoría de ellas muy divertidas, la Semana de Cine las tuvo para dar y tomar. En este sentido recuerdo un par de ellas que siempre me han producido cuando menos una sonrisa cada vez que las recuerdo.

No lo puedo precisar. Sucedió en una de las Semanas que celebramos en el Colegio de la Compañía de María, tal vez la última, aunque no lo recuerdo con absoluta certeza. Asistí a una de las sesiones acompañado de una de aquellas maravillosas damas de nuestros sueños juveniles y he aquí que comenzó la proyección sin aparecer los títulos de crédito. Al interrogarme extrañada mi acompañante por tal anomalía, le respondí que podía tratarse de una de esas películas que muestran los créditos al final. Pero que va. Más o menos a la media hora de iniciarse el pase aparecieron los títulos de la película ya que los encargados de proyectarla, miembros como yo de la Comisión, se habían equivocado de bobina y había empezado por la de la mitad de la cinta.

Y la última, que sin duda a la postre fue una de las que motivó que se dejaran de celebrar estas simpáticas Semanas de Cine, tuvo lugar en la postrera proyección de la V Semana (1977). Los encargados de proyectar la cinta elegida formaron tal jaleo que una de las bobinas comenzó a rodar por el suelo provocando un enorme caos que se solventó recogiéndola como mejor se pudo. Épicas resultaron las pegadas y repegadas de celuloide que solo sirvieron para dejar casi inservible la cinta.

Y así, con la caída del telón de aquella proyección, se dieron por finalizadas las Semanas de Cine de HOGUERAS que marcaron todo un hito en nuestra programación festiva y que sirvieron para acercar nuestras actividades a muchos cientos de coruñeses deseosos de darse de cara con el siempre inquietante cine de terror.

José Eugenio Fernández Barallobre.

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