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La Procesión de San Juan

Uno de los últimos actos religiosos incorporado al programa de HOGUERAS, es la procesión de San Juan que recorre las calles del centro coruñés en la tarde del 24 de junio, partiendo del templo de la Venerable Orden Tercera, situado en la Plaza de Carlos I, en pleno corazón de la Ciudad Vieja.

La primera vez que esta procesión salió a las calles fue en 2006, si bien en aquella ocasión lo hizo desde el templo de las Clarisas en la recoleta plazuela de las Bárbaras 

y estuvo presidida por la XXIII Meiga Mayor Infantil, Blanca Gundín Lesta, ya que la Meiga Mayor, Gema Zapata Fernández, se encontraba indispuesta aquella tarde; a partir de entonces, este desfile procesional, jamás faltó a su cita al atardecer del día del Santo recorriendo, además de diferentes calles de la parte antigua de La Coruña, algunas de la zona de la Pescadería.

Dentro de la clasificación de actos de la Comisión Promotora, esta procesión se encuentra enmarcada entre los denominados de 1ª categoría, lo que la sitúa como uno de los de mayor relevancia del programa, exigiendo la participación tanto de la totalidad de las Meigas, incluso de Meigas Mayores y de Honor y Honoríficas de años anteriores, como del pleno de la Junta Directiva, así como la Guardia de Honor al completo.

La procesión se organiza en torno a la figura de San Juan, que es trasladada en andas por cofrades de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y el Santo Entierro que colabora en la organización del desfile. Durante años, la imagen fue escoltada por efectivos de la Policía Local coruñesa vistiendo sus uniformes de época correspondientes a la Milicia Urbana y a la Milicia Honrada, evocando así los tiempos en que San Juan era el Santo Patrono de la ciudad y en los que el Concejo organizaba una función religiosa solemne en su honor; a día de hoy, la imagen es escoltada por cuatro Alabarderos de la Guardia de Honor de las Meigas.

La salida del desfile procesional coincide con la finalización de la Santa Misa Ofrenda a San Juan y en ella participan la Meiga Mayor y Meigas de Honor, ataviadas con la tradicional Mantilla Española, luciendo sus Bandas acreditativas y la Medalla de su condición de Meigas. Por su parte, la Meiga Mayor Infantil y las Meigas de Honor Infantiles visten el Traje Regional de Galicia, aderezado con cofia, bobiné o mantilla blanca, con sus Bandas respectivas. Igualmente se suman Meigas Mayores, Meigas Mayores Infantiles, Meigas de Honor Honoríficas, Meigas de Honor y Meigas de Honor Infantiles de anteriores ediciones, vistiendo, según los casos, la misma etiqueta que las del ejercicio en curso.

Por su parte las Juntas Directivas de la Asociación de Meigas y de la Comisión Organizadora de las HOGUERAS, encargadas de organizar los sucesivos programas de HOGUERAS desde 2015, asisten con traje oscuro los caballeros y mantilla española, negra o blanca, o traje de cóctel las damas; en todos los casos lucen sus Medallas distintivas de directivos.

Por tratarse de un acto clasificado como de 1ª categoría asiste la Guardia de Honor en su totalidad con su Oficial al frente, Alabarderos, Corchetes, Heraldos, Heraldillos y la Dama de San Juan.

La presidencia religiosa la ostenta el Capellán de la Comisión Promotora y la civil, la Asociación de Meigas, con su Presidenta a la cabeza, sumándose también alguna representación de la Corporación municipal.

De acuerdo con el reglamento de honores de la Comisión Promotora, tanto a la salida de la imagen de San Juan del templo, como a su retorno al mismo, la Banda de Música participante en la procesión interpreta el Himno Nacional; por su parte, una vez la comitiva se encuentra ya en la puerta de la iglesia una vez cubierto el recorrido del itinerario procesional y tras el rezo de una oración por parte del Capellán, la Presidenta de la Asociación da el grito de ¡viva San Juan! que es contestado por todos los asistentes.

En cuanto al cortejo en sí mismo, lo abre una Banda de cornetas y tambores a quien le sigue la Cruz de guía y los ciriales; tras estos, la representación de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y el Santo Entierro seguida de otras Entidades religiosas participantes; tras ellos el Oficial de la Guardia y los Alabarderos en dos líneas de cuatro. La Dama de San Juan, los Heraldillos y los Heraldos se sitúan detrás los anteriores y a estos le siguen las Meigas de Honor Infantiles de otros años, las Meigas de Honor Infantiles del año en curso, las Meigas Mayores Infantiles de ediciones precedentes y la Meiga Mayor Infantil del ejercicio, escoltada por la pareja de Heraldillos verdes.

La formación de las Meigas mayores la inician las Meigas de Honor de otros años, seguidas de las Meigas de Honor honoríficas; Meigas de Honor del año en curso tras las cuales se sitúan las Meigas Mayores de ediciones anteriores y la Meiga Mayor del ejercicio, escoltada por la pareja de Corchetes.

Desfila seguidamente la imagen de San Juan, antes escoltada por la Policía Municipal con sus uniformes de época y tras ella la presidencia religiosa y la civil. El cortejo lo cierra una Banda de Música.

El itinerario discurre por diferentes calles de la Ciudad Vieja y algunas de la Pescadería para retornar el templo.

Tras el cese de actividad de la Comisión Promotora, en 2015 asumió la organización de esta procesión la Asociación de Meigas, sin variación alguna con relación a lo descrito.

Desde la llegada de los sectarios de la marea al Gobierno municipal, no solo fue eliminada, de forma sistemática, la presencia de la Policía Local con sus uniformes de época escoltando la imagen del Santo, sino también, en un alarde de mayor sectarismo, odio y revanchismo, se prohibió expresamente el paso de este cortejo procesional por María Pita, como si la plaza fuese de su propiedad, su cortijo privado, y dándonos el mismo trato que se daba a apestados y leprosos y, por supuesto, como si fuésemos coruñeses de segunda clase, simplemente por el hecho de no comulgar con su ideología excluyente, al más rancio estilo bolchevique/bolivariano, y por no haber bajado de la cabeza, en plan servil, como hicieron algunos otros para poder recibir su pago de treinta monedas, circunstancia esta de la que nos sentimos especialmente orgullosos.

José Eugenio Fernández Barallobre.