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UNA TRADICION QUE HAY QUE RECUPERAR

Para todos los coruñeses que nos sentimos como tal, la Función del Voto ante la imagen de Nuestra Señora del Rosario, patrona de la ciudad, siempre constituyó una fecha remarcada en rojo en nuestro calendario personal. Una fecha que entroncaba, directamente, con las tradiciones más inveteradas de La Coruña y que constituía el homenaje a nuestros antepasados, especialmente a aquellos que, en el lejano 1589, defendieron bravamente la plaza contra el enemigo inglés que la cercaba.

El Alcalde Carlos Negreira, acompañado de la Meiga Mayor y la Meiga Mayor Infantil, en el homenaje a María Pita el Día de la Función del Voto

Durante muchos años, primero en julio, con ocasión de la celebración de la Octava de San Juan, y, más tarde, el primer domingo de agosto que daba inicio a la llamada Semana Grande, La Coruña, con sus regidores y demás autoridades a la cabeza, se postraban a los pies de la imagen de Nuestra Señora para renovar el Voto que, en mayo de 1589, hiciera un grupo de coruñeses, impetrando la divina protección de la Virgen del Rosario, para que nos ayudase y protegiese en nuestra lucha contra un fuerte contingente inglés que, bajo el mando del Almirante Drake y del General Norris, asediaba la ciudad con el fin de posesionarse de ella.

Era un día grande, un día de fiesta que se iniciaba con el disparo de bombas de palenque que nos recordaban la efeméride -ahora no se pueden disparar en evitación de que se estresen los pájaros y los perros, pese a que nosotros, que pagamos impuestos, no tenemos nada que hacer para evitar que los primeros defequen sobre nuestras cabezas y los segundos ladren todo lo que les de la gana, nos estresen o no-. Más tarde, salía a la calle la vistosa Comparsa de Gigantes y Cabezudos que recorrían las principales rúas al son de la gaita y del tamboril o de las Bandas de Música.

Poco antes de las doce del mediodía, del Palacio Municipal partía una vistosa y colorista comitiva en la que, acompañando al Alcalde, la Corporación Municipal y el Pendón de la Ciudad bajo mazas, se dirigían, escoltados por la Guardia Municipal con uniforme de gran gala, los Heraldos, Timbaleros, Clarineros y la Banda Municipal, al Convento de Santo Domingo para renoval el Voto, en nombre de toda La Coruña, ante la imagen de la Patrona.

El Alcalde Francisco Vázquez, en la Función del Voto

Durante los años de Francisco Vázquez como regidor de la ciudad, esta celebración se trasladó al domingo más próximo al 8 de mayo, fecha en la que se originó esta tradicional ofrenda a Nuestra Señora del Rosario, manteniendo su solemnidad, incluso incrementándola con la presencia de la Policía Local vestida con los uniformes de época de los siglos XVIII y XIX, diseñados por aquellos años y cuyo estado de conservación actual desconocemos.

Así se mantuvo esta solemnidad, incluso con la presencia en el gobierno municipal de la izquierda y ultraizquierda, allá a finales de los 70 y principio de los 80, hasta la llegada, en 2016, de la indigna y miserable marea -filial de la perniciosa podemía- que, en un alarde de odio y revanchismo hacia nuestras tradiciones, decidió no celebrarla.

Recuerdo, cuando en vísperas de las elecciones de 2019, algunos de los actuales miembros del gobierno socialista de La Coruña, juraron y prometieron que, caso de lograr el acta de concejal, todas las tradiciones coruñesas se recuperarían, una promesa que duró el tiempo justo de posesionarse el cargo y comenzar a percibir los buenos emolumentos derivados de su puesto, pasando de inmediato al olvido como otras muchas promesas electoralistas.

En 2019, retornó al Ayuntamiento coruñés el PSOE, colocando a la cabeza a una total desconocida que es quien ostenta la alcaldía actualmente. Esta señora, en su toma de posesión, bastón de mando en mano, prometió solemnemente ser la alcaldesa de todos los coruñeses, promesa que una buena parte de los coruñeses nos creímos, al menos aquel día de su toma de posesión.

Sin embargo, el hecho de precisar los votos de la perniciosa marea para mantenerse en el machito provocó que esta individua pasase a ser fiel continuadora de la desastrosa política de sus predecesores que han sido los que, durante estos últimos cuatro años, han gobernado la ciudad desde las sombras.

El afán destructivo de los indignos de la marca blanca podemita y la falta de criterio y personalidad de esta señora y de todos los que ocupan puesto en su grupo de gobierno ha provocado que las tradiciones coruñesas más inveteradas siguiesen sumidas en el olvido, encerradas en una especie de baúl de recuerdos con siete llaves para evitar que nadie puede resucitarlas.

Así era la comitiva de la Función del Voto

Toda esa malsana podemía que odia todo lo que significa España y sus tradiciones; la misma que pretende cargarse la fiesta de los Toros; la misma que le pide perdón al moro porque celebramos nuestra Semana Santa; la misma que, donde puede, arrincona el español; la misma que odia hablar de nuestra gloriosa historia; la misma que, con el concurso necesario de los socialistas, está llevando a España a la ruina, fue la que se llevó por delante esta vieja tradición coruñesa con más de cuatro siglos de historia y que los socialistas de la actual alcaldesa se han negado a recuperar.

Todos estos argumentan que se trata de celebraciones que están fuera de lugar, incluso que pueden ofender a alguno, sin embargo, no se retraen y no piensan igual cuando lo que se celebra va en detrimento de España o de la religión católica, entonces eso se debe considerar una forma de manifestarse que entra dentro del derecho a la libertad de expresión, ofenda a quien ofenda.

El sagrado deber de quien ostenta el gobierno de una ciudad es el de ser respetuoso con historia, mantener vivas sus tradiciones más singulares y, por supuesto, gobernar para la mayoría, sean sus votantes o no, algo que la actual mandataria coruñesa ha olvidado o, simplemente, porque el día que enseñaron eso en clase, ella estaba enferma.

Este domingo se celebra la Función del Voto. Un año más no concurrirá la Corporación bajo mazas, ni tampoco el Pendón de la ciudad; tampoco estará presente la Policía Local con sus uniformes de época, ni la alcaldesa será la encargada de renovar el Voto, a lo sumo asistirá discretamente, eso sí, sentándose en un lugar de honor en virtud de su cargo.

Los coruñeses no merecemos una alcaldesa como esta; una individua incapaz de representarnos más allá de donde a ella le guste; incapaz de salvaguardar nuestras tradiciones; lastrada por la perniciosa marea a la que seguirá atada mientras precise de sus votos para mantenerse en el machito, al igual que hace su jefe de filas en Madrid del que es fiel y devota sierva.

La Coruña precisa alguien capaz de gobernar para todos, respetando nuestras costumbres y tradiciones y nuestras señas propias de identidad, recuperando actos como el de la Función del Voto. No olvidemos que la tradición no puede ser negada ni transformada.

En cuanto a esta señora, lo que ya hemos dicho: ¡alcaldesa, que te vote chapote!

(Artículo publicado en la web «ÑTV ESPAÑA»)

Eugenio Fernández Barallobre.