LA DOBLE VARA DE MEDIR

Hoy hemos podido escuchar en medios radiofónicos como una de estas concejalas populistas que mal gobiernan la ciudad defendía con encono las adjudicaciones de determinados proyectos municipales a correligionarios de su ideario político. Ella aducía que a nadie se le puede marginar ni menoscabar por su ideología o afinidad con una marca política determinada, incluso señalaba, con acierto, que sería ilegal hacerlo.

En eso estamos plenamente de acuerdo, lo compartimos al 100%, fijando como única exigencia el estricto cumplimiento de la legalidad vigente.

Sin embargo nos llama poderosamente la atención que el argumento que utilizan estos populistas para autojustificarse, no lo apliquen a los demás, a los que no pensamos como ellos. ¿Tuvieron ese principio en cuenta cuando de forma artera y alevosa nos privaron de una derecho que nos habíamos ganado a lo largo de los años?, ¿tuvieron en cuenta que pese a no pensar como ellos teníamos derecho a seguir celebrando nuestras actividades cada noche de San Juan y que reconocérnoslo además de justo sería totalmente legal? En absoluto, desde aquel maldito día de mayo del 2015 en que estos irrumpieron, con la aquiescencia de algunos, en María Pita se encargaron de pasar su apisonadora ideológica y de tal suerte apoyar a aquellos que o bien piensan como ellos o simplemente son sus compañeros de viaje, sometiéndose a sus dictados y agachando la cabeza para recibir las 30 monedas. Tenemos muchas pruebas de ello pero cada cual debe saber defender su parcela y si no allá con su conciencia.

Como fácilmente se colige por las frases de este personaje hay una doble vara de medir, ellos tienen una doble vara de medir. Por un lado se aplica a los que piensan como ellos que, faltaría más, son sujetos de todo derecho y por otro al resto, al menos a los que no pensamos ni queremos pensar como ellos por el simple hecho de que NO NOS DA LA GANA HACERLO.