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EL ROSTRO MAS INDIGNO DEL SECTARISMO

Lo acontecido en el día de hoy en la Ciudad Vieja colma todos los vasos de la paciencia. Ayer de noche, un grupo de coruñeses, sin interés lucrativo alguno, pertenecientes a la Asociación Faro de Monte Alto, comenzaron, como cada año, a confeccionar en un rincón de la plazuela de Santo Domingo, a instalar la tradicional alfombra floral en honor a Nuestra Señora del Rosario, Patrona de La Coruña.

Fueron muchas horas de trabajo, un trabajo bien hecho, al que dedicaron su tiempo libre, su buen hacer y su imaginación como tributo a la imagen de Nuestra Señora. En la madrugada, el trabajo quedó listo y la alfombra, elegante y muy bien confeccionada, quedó lista para que el pueblo de La Coruña pudiese verla en la jornada de hoy.

Pues bien, he aquí que, en las primeras horas de la mañana, el servicio municipal de limpieza procedió a retirarla y barrer la totalidad de la calle no quedando de la alfombra ni el más mínimo vestigio.

Este hecho, que esperemos tenga consecuencias, al menos en la conciencia de la ciudad, ha sido una muestra más del rostro más indigno del sectarismo despiadado que se ha instalado en La Coruña desde la llegada al Ayuntamiento de los de la marea. Un afán sectario, demostrado desde el primer día, que está tratando de eliminar, poco a poco, las señas de identidad de nuestra querida ciudad.

Esperemos, como se ha señalado, que este hecho no pase inadvertido para nadie y que tenga sus consecuencias al menos llegado ese próximo 26 de mayo del 2019 en que hay que echarlos del Ayuntamiento como sea.

Han sido muchos los que, por las treinta monedas, han bajado la cerviz a lo largo de estos tres aciagos años, los más oscuros de la historia de La Coruña, y han servido a estos sectarios que lo único que persiguen es acabar con la esencia de nuestra ciudad, esperemos que estos también sepan reaccionar.

Llama la atención lo rápido que esta vez se han afanado en barrer y limpiar la Ciudad Vieja, una parte de La Coruña sucia y abandonada, con sus calles manchadas de grasa y sus paredes pintarrajeadas de forma insolente, sin que nadie de estos que mal gobiernan la ciudad pongan remedio salvo, curiosamente, esta noche.

Es verdad, se me olvidaba, no se puede usar detergente pues contamina y solo se borran aquellas pintadas en las que ellos, los de la marea, se ven criticados. Eso, sin olvidar que no se puede desratizar pues como señaló una de estas “lumbreras” del desgobierno municipal, “forman parte de la fauna urbana”. ¡Vergonzoso!

Ahora tratarán, con el cinismo que les caracteriza, de culpar a los trabajadores del servicio de limpieza o achacarlo a un error administrativo. ¡Mentira! Ha sido una operación hecha a conciencia, con toda la maldad. Alguien ha dado la orden. Ellos saben que no van a volver a salir más; que en mayo serán un triste y negro recuerdo y que por fin podremos gritar aquello de “nunca mais”, y por eso pretenden causar todo el mal que sea posible.

Ha sido una vergüenza que retrata muy bien quien es esta gente. Gente que desprecia el trabajo de los coruñeses, esos que les pagamos sus sustanciosos sueldos mientras están en la poltrona; esos coruñeses que, pagando religiosamente, ven como sus dineros se van en compras de pisos a amigos, en adjudicaciones más que dudosas de edificios que son de toda la ciudad o en pagar esos contratos, la mayor parte inútiles, a adláteres y correligionarios.

Ha sido una afrenta a toda La Coruña y eso no se puede ni se debe olvidar.

Vaya, dese aquí, nuestra solidaridad con la Asociación Faro de Monte Alto y que tengan la seguridad que volverán los buenos tiempos a no mucho tardar.

Eugenio Fernández Barallobre.