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ADIOS A 2016

Hoy, 31 de diciembre, día de San Silvestre, concluye 2016. Con él se va un año penoso para nuestra querida ciudad que esperemos pueda recuperarse en los doce meses del 2017 que comenzará pasadas las doce de la noche de hoy.

La Coruña, desde que el Ayuntamiento lo mal gobiernan los sectarios de la marea, se ha convertido en una ciudad, triste, sin dinamismo, sin ilusión, sumida en una especie de letargo del que parece no querer despertar.

Llevamos más de un año y medio, lo que va desde aquel fatídico día de mayo de 2015 en que estos populistas aparecieron en la escena política, sin acometer una obra de importancia. Las previstas se han paralizado y una laxitud enfermiza es la tónica general que envuelve a la ciudad.

Sus calles con asfaltados deficientes; sus parques y jardines abandonados; la iluminación pública lamentable; el Aeropuerto perdiendo a cada paso mayor número de vuelos; los barrios sin atención; las fiestas peores que nunca.

Todo obedece a esa política sectaria propia de la llamada progresía, filo comunistas de salón, que pretenden uniformarnos a todos con su ideología trasnochada y caduca.

La Coruña fue, desde siempre, una ciudad abierta y permeable a corrientes venidas de fuera, eso fue lo que nos posicionó a la vanguardia de las demás ciudades gallegas. Una ciudad en la que convivieron en armonía el español y el gallego sin la necesidad de que nadie tratase de galleguizar toda nuestra vida. Quien quería hablaba en español y quien no lo hacía en gallego, como debe ser. Sin embargo ahora parece que La Coruña quiere dar la espalda al idioma de toda España para encerrarnos en nosotros mismos.

A qué viene que pretendan galleguizar toda la ciudad, sus calles, sus plazas, sus folletos divulgativos, todo. Quieren dar la espalda a una realidad manifiesta con el fin de alienarnos y tratar de que todos pensemos y hablemos como ellos, al menos como lo hacen en público utilizando el idioma como arma política.

¿Que se ha hecho en el campo de la divulgación turística? Nada, absolutamente nada. Se ha nombrado a una Gerente de Turismo que ni se le conoce y que, en su incompetencia manifiesta, no ha movido un dedo por La Coruña. No hay ni un solo proyecto en este terreno digno de ser tenido en cuenta.

No hay más que ver nuestra Torre de Hércules, Patrimonio de la Humanidad, en la que no se ha invertido nada de nada. Eso sí, sus campos aledaños crecen a monte por ese esnobismo ecologista que no permite cortar las hierbas ya que así lo demandan los pájaros que habitan la zona; algo similar sucede con las malas hierbas que crecen por doquier y que las iluminadas que gestionan ese área en el Ayuntamiento no permiten que se usen herbicidas por razones que se nos escapan.

Sin embargo, ese mismo ecologismo no se ve proyectado en el estado lamentable que presentan, por citar algunos ejemplos, la Rosaleda, el Parque de Santa Margarita, el Jardín de San Carlos, la Plaza de Azcárraga o los Jardines de Méndez Núñez de donde los peces del estanque huyeron despavoridos hartos de beber «cubatas» en noches de botellón.

Paseemos la ciudad y lo veremos. Las cureñas de los viejos cañones del Parrote destrozadas por el inexorable paso del tiempo; estatuas y monumentos en un lamentable estado de abandono, no hay más que ver la fuente de la Fama o el mosaico de la calle Galera a su cruce con Torreiro o darse una vuelta por las estatuas del relleno para comprobarlo; incluso la mayor parte de los reflectores que iluminan la estatua de María Pita están fundidos.

Ni un duro para el parque de San Pedro con sus dos magníficos cañones de 38,1, muestra de la técnica de los años 20 del pasado siglo, y que deberían convertirse, por derecho propio, en un atractivo turístico de primer orden para los que nos visitan.

Capítulo aparte merece el alumbrado callejero. En el Paseo Marítimo, gran escaparate de la ciudad y paso obligado para los que visitan la Torre de Hércules, una buena parte de las lámparas están apagadas cuando no arrancadas sin haber sido repuestas. De las luces de suelo instaladas en las avenidas de Montoto y la Marina, treinta y seis de ellas están fundidas o destrozadas y suma y sigue. Todo en un estado de lamentable abandono.

¿Qué sucedió con el proyecto del Museo de coches de Jove? Un proyecto que podía servir para atraer visitantes a la ciudad que se encuentra paralizado nadie sabe porqué motivo.

No hay que olvidar el lamentable estado de parte de la cubierta del Estadio de Riazor cuya obra no fue acometida pese al cacareado deportivismo del Alcalde.

Todo es puro y duro populismo, promesas que engañaron a muchos coruñeses aquel mayo fatídico y que ahora se están dando cuenta, cada día más, del grave error cometido.

Se han reducido las subvenciones a la Cocina Económica y a diferentes Entidades culturales y deportivas de la ciudad por el mero hecho de que no son de su cuerda. Eso sí, aquello que comulga con sus ideas se ve notablemente potenciado.

Quieren gastar el dinero en comprar bicicletas ¿para qué? Otra medida demagógica de alcance. ¡Una vergüenza!

Han declarado festivo el 8 de marzo por pura y dura demagogia barata, olvidando el día de San Juan o el de Nuestra Señora del Rosario y de no querer declarar festivo uno de esos días, ¿por qué no el lunes de Pascua que serviría para prolongar un poco más la Semana Santa y con ello el descanso de una buena parte de los coruñeses?

No hablemos de las fiestas. San Juan, María Pita, Semana Santa, el Rosario, Navidad. Penosas todas ellas, algunas pasaron sin pena ni gloria. Por supuesto se gastaron una importante cantidad de dinero en potenciar la fiesta del Samaín que jamás ha tenido eco en La Coruña.

La Hogueras de San Juan, única fiesta que posee la declaración de Interés Turístico Internacional, la han convertido en un macro botellón playero sin otros alicientes. Han prohibido quemar hogueras en varias partes de la ciudad, incluida la Ciudad Vieja que finalmente autorizaron bajo cuerda y a la que asistió una de esas iluminadas que tienen de concejalas. El colmo sería que asistiese a una actividad prohibida por ella misma.

¿Cómo se puede invitar a un acto institucional en el que se señale como norma de protocolo «hasta completar aforo»? Efectivamente, ni de protocolo saben. No hay más que ver al Alcalde y a sus colegas con esa indumentaria lamentable con la que asisten a presidir o participar en actos con un absoluto desprecio a las normas elementales de educación. Pero eso sí, por supuesto con toda la ropa de marca y cara.

Ya está bien de esa pantomima de «a xente de común». Ellos no están integrados en ese grupo, son señoritos que quieren gobernar al pueblo pero sin el pueblo, un viejo anhelo de todos los comunistas.

¿Qué decir de todos esos concejos abiertos que han hecho por barrios donde solo permiten hablar a quienes puedan alabarlos?, los que puedan criticarlos no tienen cabida ni opinión. Todo una mentira, un montaje impresentable.

Lo único que han hecho es contratar amiguetes como asesores y destruir por destruir para dejar triste huella de su paso. Han cambiado nombres de calles por el mero hecho de hacerlo aunque semejante medida supiese un trastorno para la ciudadanía y que ni el PSOE, ni siquiera en su coalición con el Bloque, ni el PP, lo habían acometido ya que los coruñeses no sentíamos esa necesidad.

Pretenden gastarse 65.000 euros en cambiar la vidriera de la escalera de honor del Palacio Municipal, ¿le van a preguntar a la «xente do común» si quiere que se haga semejante dispendio?

Son impresentables y no merecen estar ni un minuto más en el Ayuntamiento. ¡Que se vayan de una vez para siempre!

Ojalá que los dos grandes Partidos, PP y PSOE, limen diferencias y que primando los sagrados intereses de la ciudad, dejando a un lado los suyos partidistas, se pongan de acuerdo y echen a esta mala gente fuera del Gobierno municipal ya que si no lo hacen La Coruña les terminará pasando una merecida factura.

En fin, miremos al futuro 2017 con moderada esperanza de que, por el bien de La Coruña, todo esto se arregle y esta gente regrese al lugar de donde nunca tenían que haber venido.

Feliz 2017 a todos.

José Eugenio Fernández Barallobre,

Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan.