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EL COLMO DE LA MALDAD

No podemos dar crédito a lo que hemos oído de boca de uno de los concejales de la marea.

Según ha dicho este personaje «no conoce a nadie que asista a los actos organizados por las HOGUERAS«. Evidentemente esto puede ser posible a tenor de que se trata de un vigués, que no coruñés, y eso implica que su relación con la ciudad sea escasa o inexistente.

Este comentario, además de la maldad que encierra en sí mismo, pone de manifiesto, una vez más, que para estos de la marea existen coruñeses de dos clases, a saber, los de primera, sus amigos, correligionarios y simpatizantes, sean o no de La Coruña, hayan hecho algo o nada por la ciudad, y de segunda, el resto de la ciudadanía, los que afortunadamente no pensamos como ellos, que ni les importamos, ni les preocupamos y ni siquiera nos tienen en la más mínima consideración.

Este personaje, desconocedor total de nuestra ciudad y de sus gentes, no ignora, pues de sobra lo sabe, que han sido miles y miles los coruñeses los que cada año han acudido a los actos de las HOGUERAS, actos organizados por la Comisión Promotora primero y por la Asociación de Meigas después. Lo sabe, solo que esa maldad intrínseca que le mueve, esa desfachatez con la que se manifiesta, lo ciega poniendo de relieve quien es y lo que pretende.

Desconocemos si la gente de su círculo de conocidos ha participado o no en los actos de HOGUERAS, tampoco es que nos importe mucho, lo cierto es que a las diferentes actividades de nuestros programas ha acudido quien le ha dado la gana, coruñeses y no coruñeses de todos los segmentos sociales, de todas las edades, de todas las condiciones, de todas las clases y de todas las ideologías.

En cuanto a la noche de San Juan, este personaje tampoco ignora – aun cuando seguro que disfrutaba de esta noche en la hermosa playa de Panjón – que fue gracias a la Comisión Promotora a quien se debe que hoy la fiesta de las HOGUERAS sea como es y que haya llegado hasta donde lo hizo. Fue el trabajo de muchos coruñeses, incluso algún vigués pero no él desde luego, el que hizo posible que la noche de San Juan se convirtiese en la gran cita de La Coruña.

Ni él ni nadie de su grupo ha hecho nada nunca ni por esta ciudad y mucho menos por sus HOGUERAS aunque ahora pretendan argumentar la falacia de que «por fin el San Juan es popular», cuando ahora sucede justo lo contrario en ese afán que tienen, en todas partes donde están presentes, de «tutelar» las actividades para que se hagan a su gusto político. Estos, que con esa cínica frase de «valoración negativa», se han ido cargando actos, celebraciones y denominaciones, tradicionales en la ciudad, exigiendo, bajo amenaza de no contribución económica, su supresión, solo pretenden arruinar a La Coruña, convertirla en una ciudad de cuarto orden.

Lo hemos dicho, no hay más que ver los telediarios para darnos cuenta que, salvo en el informe meteorológico, La Coruña ha dejado de existir. Nadie habla de ella y ha dejado de ser noticia por sus fiestas, sus congresos, sus grandes espectáculos, sus citas deportivas de primer nivel. etc.

En estos dos años que llevan en el Ayuntamiento se han cargado, por la cara, la feria taurina; el certamen de Casas Regionales; la Función del Voto; la temporada de Opera; la Reina Infantil de Los Castros; han prohibido que la Reina de la Fiestas de la Ciudad Vieja ostente esta denominación habiendo tenido que cambiarla por la de «madrina»; no han colaborado con un solo euro para la celebración de la Semana Santa; el Noroeste Pop Rock es una caricatura de los que fue; no ha vuelto a venir un espectáculo musical de primer nivel gratuito; no se ha vuelto a poner en escena una Zarzuela; no ha vuelto a actuar un ballet de renombre; no se han vuelto a celebrar pruebas deportivas que conciten la atención nacional; no se ha iniciado ni una sola campaña de captación del turismo; etc.

Pero hay más, el alumbrado público es lamentable; las calles sin asfaltar; no se ha iniciado ni una sola obra de importancia; la Ciudad Vieja está abandonada con adoquines y losas levantadas, paredes pintadas; los jardines descuidados; las viejas murallas de mar olvidadas; las calles sucias; los barrios dejados de la mano de Dios; etc. ¿Qué han hecho en estos dos años además de convertir la fachada de María Pita en un tablón de sus anuncios?

Y ahora se pretenden cargar las HOGUERAS. A día de hoy, pese a tratarse de una fiesta de interés turístico internacional, no dispone de otro cartel que no sea el editado por la Asociación de Meigas que presentó en FITUR, ellos no presentaron nada; no hay programación municipal; el presupuesto asignado es mínimo, ellos mismos han dicho que inferior al pasado año y encima han prohibido, nuevamente, no se sabe bien la razón aunque la sospechamos, la Cabalgata de San Juan; la Comitiva del Fuego de San Juan; han minimizado la sesión de fuegos de esa noche para que no se estresen los pájaros; suponemos que la verbena, si la hacen, será muy de andar por casa. Es decir, la noche de San Juan ha quedado constreñida únicamente a una jornada de diversión en las playas en la que poca cabida tiene aquel que no desee bajar a los arenales y conste que especularon con la posibilidad de prohibir la quema de hogueras tanto en Riazor como en Orzán e incluso hacer desaparecer la hoguera alegórica parida por la Comisión Promotora en los años 80.

Maldito día aquel de hace dos años en que entraron en el Ayuntamiento. La Coruña lo va a pagar con creces y cuando se vayan, que se irán pues están ya de sobra amortizados, quedará la negra sombra de su paso de la que probablemente tardemos tiempo en sacudirnos. Una pena.

Muchos coruñeses de buena fe creyeron que venían para mejorar la ciudad, hoy están desengañados.

Finalizamos. Cada uno puede pensar como quiera, faltaría más, sin embargo la maldad es algo que deja bien sentado la catadura moral de aquel que la ejercita.