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DICEN QUE LA CULPA LA TIENE LA POLICIA LOCAL

¿Cómo un político, del signo que sea, se puede atrever a culpar de sus decisiones erróneas a sus subordinados? La culpa, bien por acción, bien por omisión, la tiene siempre el que manda. Eso es el abc del principio de la jerarquía.

La Policía Local coruñesa es un Cuerpo entrañable y eficaz que lleva muchos años sirviendo a la ciudad y a todos nosotros y ahora resulta que los aprendices de políticos que se sientan en María Pita quieren culparles de sus desafueros.

Primero fue con aquella misteriosa llamada antes de San Juan para indicar a la Asociación de Meigas que no se les iba a permitir colocar su Hoguera en Riazor. Cuando se les preguntó a los de la marea, dijeron con toda desfachatez y cinismo que o bien esa llamada no había existido, siendo solo una invención de la Asociación, o la había efectuado la Policía Local sin autorización para hacerlo.

Ahora, a estos iluminados se les ocurrió prohibir que los hosteleros de Troncoso monten sus terrazas los días de actividades festeras en María Pita, lo que supondría para ellos todo un fiasco de graves consecuencias económicas. Se ve que luego lo pensaron mejor o simplemente vieron lo que se les venía encima y cambiaron de postura, aunque lógicamente había que justificarlo; pues bien, ¿cómo lo hicieron?, echando la culpa a la Policía Local de la toma de semejante medida.

¿A alguien con dos dedos de frente se le ocurre pensar que una medida tan impopular como esta iba a tomarla la Policía Local por su cuenta? Pues claro que no, eso fue el de la marea de turno, un cerebro pensante, que aun a sabiendas que no están haciendo nada por La Coruña y por fomentar el turismo se le ocurre perjudicar a los hosteleros de una zona como Troncoso privándoles de rentabilizar sus negocios cuando pueden hacerlo. ¡Una barbaridad!

Conviene no olvidar tampoco aquel bando de junio prohibiendo la celebración de la noche de San Juan en determinados lugares de la ciudad que al final, por temor a posibles críticas, fue derogado por el propio Alcalde de la marea. Así nos va.

Por cierto, hemos vuelto al ambiente pueblerino de colgar banderitas por las calles, no hay más que pasearse por el centro de la ciudad para verlo y no vale la excusa de que se trata del código de señales marítimas. ¡Que pena!

Seguimos pensando que la culpa no es solamente de los de la marea, lo es también de quienes los mantienen ahí.