Critican ahora por medio de las redes sociales, algunos de los de la cuerda de estos que gobiernan el Ayuntamiento, el tono que según ellos usaron la Meiga Mayor-2016, Belén Ferreiro, y la Meiga Mayor-2014, Lucía Fonte, el pasado lunes en el Pleno municipal cuando le dirigieron sendas preguntas al Alcalde.
Imaginamos que pensaban que iba a tratarse de dos pazguatas que, sumisamente y rogando su comprensión, se dirigirían a quien presidía el Pleno, suplicándole se aviniese a sus ruegos cual pobres súbditas del siglo XVIII ante el rey absoluto. Cuan errados. Allí estaban dos jóvenes, de 23 y 21 años, preparadas, con buena oratoria y con energía y gallardía, que no hay que confundirlo con mala educación ni desconsideración, exigiendo algo que consideran justo pese que al poder omnímodo de estos que mandan que estiman lo contrario.
Probablemente esperasen la presencia de dos chiquillas, acobardadas y temerosas, que, con palabras entrecortadas, suplicasen un poco de comprensión para así poder llevar adelante los actos de la noche del 23 de junio y encima tenerles que dar las gracias. Pero afortunadamente no fue así. Valientes, inteligentes, preparadas, como corresponde a unas buenas «mujeres florero» como ellos, despectivamente, les llaman, osaron dirigirse al poder para exigir un justo derecho.
Hay muchos en esta ciudad que temen las represalias, que temen que puedan verse descabalgados de ayudas y prebendas y por eso permanecen callados; eso sí, criticando desde el anonimato, diciendo lo que realmente piensan pero con mucho cuidado para que sus opiniones no puedan ser escuchadas por terceros que a su vez puedan ir con la cantinela a los que mandan. Para todos ellos que no olviden el viejo dicho de «cuando las barbas de tu vecino veas quemar, pon las tuyas a remojar».
Menos mal que los medios modernos de comunicación, esas redes sociales que tan bien manejan para ofender, insultar y manipular a la opinión, permiten visionar la grabación del Pleno en el que intervinieron las Meigas y así poder ver que su participación fue correcta y educada, aunque, por supuesto, enérgica. No nos da la gana de decir «que llueve» cuando lo que sucede es otra cosa.
¿Que esperaban?, ¿mujeres florero? Pues se han llevado una sorpresa y de las grandes.
Las verdades no se recatan y cuando hay que defender la justicia, independientemente de credos e ideologías, no valen medias tintas aunque jamás debe descenderse a la ofensa y el agravio personal, algo que no hicieron estas chiquillas, ejemplo para muchos.